#LapaixEnEuropa • Se necesita tiempo

No sé si a todo el mundo le pasa, pero a veces se me olvida cómo comienzan ciertas aventuras. Han pasado nueve meses desde que terminé mis estudios en Matemáticas, Estadísticas y Computación; que toda travesía ha sido caracterizada por ser una montaña rusa de vivencias y emociones. Lo cual te hace apreciar los detalles del día a día en pro de mantener vivas las esperanzas. Vivir en Zaragoza, por su ecosistema (en todo el sentido de la palabra), ha convertido mi existencia en un observatorio continuo de lo que me rodea. Escuchar las conversaciones por las calles, sentir su clima (más de lo normal), conocer a su gente con distintas experiencias transforma mi ser a uno mejorado, con tantos puntos que aprender. En fin, ser más humano.

Es como si esas miradas, esas ideas y experiencias fuesen el reflejo de sus pensamientos. Lo cual contiene una riqueza y recarga de energía inmensa. Sören Kierkegaard lo llega a mencionar: “Desde mi punto de vista espiritual los pensamientos de un hombre deben ser su propia morada… de lo contrario todo irá mal.[1]  Porque no hay nada más hermoso que ser auténtico y compartirlo.

Caminar por esta vida es ir recolectando las piezas de Legos; sabiendo, luego de un tiempo dado, que muchas de ellas las poseen otros. Hallar una verdad para mí, encontrar esa idea por la que quiero vivir y morir. [2] Es seguir golpeando la roca hasta que salga agua. Es un proceso adicional de construcción y de-construcción; que debe tener a realizarse durante toda una vida. Porque cada buena y mala decisión define lo que somos. Después de algunos años esta posición me hace feliz. Pero teniendo claro una precisión de Camus en uno de sus diarios:

“Para ser feliz se necesita tiempo. La felicidad es una eterna paciencia.”[3]


[1] Kierkegaard, S. (2016). Temor y Temblor. Madrid, España: Alianza Editorial.
[2] Kierkegaard, S. (2016). Temor y Temblor. Madrid, España: Alianza Editorial.
[3] Camus, A. (2014). Carnets (1935-1951) (Segunda Edición ed.). (E. P. Leston, Trad.) Madrid, España: Alianza Editorial.

La Ciudad más bella del mundo

«Al oír estas palabras

una falsa verdad se abrió camino…» [1]

«Dijiste: Iré a otra tierra, iré a algún otro mar.

Mejor que esta habrá alguna otra ciudad.» [2]

 

Cruza cerca de mí un deseo intenso de relatar, o mejor dicho de resumir, sobre mis vivencias en el lugar donde existo. Aunque no preciso el momento exacto en el cual me topo con una serie de lecturas que alimentan este deseo que antes menciono; pero puedo agradecerle al destino sobre el descubrimiento de este pasaje. Entre todo el material recopilado existe un texto póstumo de Denis Vairasse (Francia, 1677) donde se plantea la idea de una ciudad perfecta, cuyo nombre es Sévariade. Con la finalidad de preservar los contextos, retomo una de las citas acerca de este tema recogida por Zygmunt Bauman donde se trata de explicar los conceptos básicos y prácticos de dicha demarcación geográfica. Sin embargo, es responsabilidad del lector, luego de un repaso integral y exhaustivo del material bibliográfico, el ponerle nombre y cara a su propia Ciudad:

«Sévaride es “la ciudad más bella del mundo”; se caracteriza por “el buen mantenimiento de la ley y el orden”. “La capital está concebida de acuerdo con un plan racional, claro y sencillo, aplicado con rigor, que hace de ella la ciudad más regular del mundo.” La transparencia del espacio urbano deriva principalmente de la decisión de dividirla prolijamente en 260 unidades idénticas, llamadas osmasies, cada una de las cuales consiste de un edificio cuadrado con una fachada de quince metros de frente, un gran patio interior, cuatro puertas y mil habitantes “cómodamente instalados”. La “regularidad perfecta” de la ciudad llama la atención del visitante. “Las calles son anchas y tan rectas que uno tiene la impresión de que fueron trazadas con una regla” y todas desembocan en “plazas espaciosas en el medio de las cuales se alzan fuentes y edificios públicos”, asimismo de tamaño y dimensiones idénticas. “La arquitectura de las casas es casi uniforme”, aunque una suntuosidad adicional caracteriza las residencias de las personas importantes. “No hay nada caótico en estas ciudades: en todas partes reina un orden perfecto y notable” (los enfermos, los discapacitados mentales y los criminales han sido expulsados fuera de sus límites). Cada cosa cumple una función y por eso todo es hermoso, ya que la belleza caracteriza por la visibilidad de sus fines y la simplicidad de sus formas. Casi todos los elementos de la ciudad son intercambiables, lo mismo que las ciudades en sí. Quien visita Sévariade conoce todas las ciudades de Sévarambes» [3].

En lo profundo de la propia ciudad, a pesar de los hermetismos que se palpan al leer su descripción, se aprecia con facilidad que la perfección que se busca está dentro de una imperfección y percepción de las realidades y los espacios que la rodean. Así mismo Sévarambes se puede extrapolar en las cotidianidades de un país y, por ende, en sus ciudades. Entonces el Centro (y las afueras) de cualquier ciudad reflejan por mucho las descripciones mencionadas al principio por Vairasse. Aunque no lo parezca no hay una sola forma de ver la Ciudad a pesar de la simetría y el contexto de la redacción. En una ocasión Borges trata de explicar la multiformalidad (que se percibe en las descripciones de Sévariade) diciendo que «no era uno solo, sino el de todos los seres» [4]. Tampoco sus habitantes tienen las mismas interpretaciones ni experiencias del lugar en donde viven. Todo se genera porque cada uno la vive a su manera. Que existen varias Sévariade en el mismo espacio/tiempo. Tal cual como se resumen en otra cita de la investigación: «…la diferencia está en el vivirlo yo.» [5].

Queda el intento de analizar esta selección de relatos y experiencias; partiendo del hecho que «la memoria es un preciso museo de literaturas» [6].  Sí, cualquiera se preguntaría (aunque tal vez no) el porqué de tan pocos casos de estudio sobre este fenómeno, con la existencia de tal diversidad y que la expresión se construye en paralelo a la búsqueda de la identidad. Sin dejar de mencionar que el espíritu que mueve al desarrollo de estos aspectos no es identificar la mayor revelación, sino darle voz a quienes puedan mostrarnos el camino hacia la Ciudad. Respondiendo a esta última cuestión, algo igual como se menciona al final de la cita anterior, pero en este caso parafraseo la oración:

«Quien conoce estas historias de la Ciudad, conoce todas las otras.»

 

II

  Permíteme perderme en tus adentros, para luego no querer escapar de ti. No importa que la avenida esté muerta. Aparcada de almas. Sola, apartada y gris. Ahí tengo los momentos que necesito. Desde que me despierto hasta que me duermo. Sin ninguna demora llega cada día. Esto es la Ciudad. Llena hasta su último rincón. Sin que una calle se vea sola, con el gusto de decirse: —Estoy vacía. Sola y sin una persona con quien yo pueda pasar.

Recuérdame que más allá de tus límites existe un recuerdo por recuperar; como esos versos viejos y con polvo, oxigenándose a la par de una vela. Hablándole a los objetos sin que las respuestas se tornen certezas. Porque el tráfico insoportable en la Ciudad no soporta otro poema, traducido en piques y sonrisas.

Tócame. Para ver si esta vez puedo perderme en ti, en todas tus viejas experiencias. Hay en tus calles algún un recuerdo olvidado, con el olor a aceite, que refleja nuestra realidad. Oscura, desvanecida e infeliz.

Piénsame. No hay ciudades como tú. Lo repito, no me desampares; sé que en tus rincones están las respuestas y en tu ser las preguntas que después me haré.

III

«Tanto he andado esta Tierra

Que es ella la que anda ya.» [7]

 

Cuando vengan tus noches frías de temporadas

Aquellas que un viento

Cambia la normalidad de tus días,

Tendré clara la certeza

De que eres para mí.

Porque todos hablan de tus calles

Sin conocerte,

Pero una salida basta para comprenderte

Ya que viene de ti el hecho de no olvidarte

Nunca jamás;

No hay camino que se te avergüence

Ni urbe gigante que se te asemeje

Debido a que no hay un halo de envidia

Que te cubra, como las nubes cubren

Tus secretos en la mitad de la noche.

Poco a poco puedo ir escuchándote,

Aunque la mayoría no pueda hablar.

Escucho los murmullos

De tus calles que me persiguen

Madrugando,

Buscándome,

Con la esperanza

De que un viento recio

Bastará para sanarme (…)

 

IV

 

«La Historia es solo una forma

de perder el tiempo…» [8]

 

No soy dado a eso de escribir, mucho menos poesía. Aunque se necesita para momentos dentro de la normalidad de la Ciudad. Con el tráfico, las faltas morales, los autobuses en una avenida concurrida. El barbudo de Cortázar se inventó miles de cosas, debido a la fuente de inspiración del transporte público (aunque solo pudo sacar Ómnibus en Bestiario). Para evitarme los sustos innecesarios, quise cambiar de hábito e irme a pie a la oficina. Por un asunto logístico y económico. Dicen que a donde hace más frío, solo utilizan sus vehículos los fines de semana.

Yo no soy quién para delimitar hacia dónde debiese ir. De por sí tenía fama de haber cruzado, por más de veinte años, el mismo trayecto asfaltado. Como si contara como un logro o récord. Sufría. Cada caminata, la veía sin el mismo reparo que la anterior. Un día sobre otro. Personas; rodeado de sus propios trayectos. Algunos doblaban, otros se paraban en la esquina, sin importar el semáforo o la señalización. Otros, por el cambio de verde a rojo, se quedaban quietos. Los otros personajes no podían pasar. El árbitro en este duelo no sufría nada frente al espectáculo de la intersección; no había el porqué: en la próxima había otra sala con un libreto diferente. Rutas distintas se fusionaban. En mí se creó la armadura imaginaria del aire acondicionado dañado; los ciudadanos de a pie le llamamos calor. Treinta y cinco segundos para intentar cruzar. Un vehículo dañado en la vía. Quince minutos perdidos. El otro semáforo sin luz. Los árbitros tardan en aparecer. Los duelos a sangre fría se acabaron. Es mejor morir por la desesperación de nunca moverse. El semáforo en amarillo es un bono del verde. Una transmisión dañada y otra (radiofónica) que se escucha a la par con lo habitual: «La hora pico / El ruido / Cinco de la tarde / Me desperté temprano / Y como quiera / Se me fue la hora. / Tuve que llevarle / Algo a mi Abuela / Ni la miré / Pero me despedí. / Me tiró un beso / Le pedí su bendición. / Dos cosas tengo claras, / Las escribo más abajo: / Más que sentía / La necesidad de llegar. / O, tal vez, de volver».

Buscaba la salida fácil. Odio las rutas críticas, pero toda la Ciudad está plagada de ellas. No soy dado a eso de escribir; mucho menos vivencias, pero esto debía salir: Todo comenzó extrañamente cuando llegué al barrio. A ese grupo de casas que rodearían mi nuevo hogar. La casa antigua de Mamá. Luego de estar escribiendo en la parada. Me cansé y volví a caminar. Menos desesperado que antes, a pesar del ahorro que percibía. Recuerdo «Tuve sueño. También, por el susto, un poco de frío».

Hay algunas personas que dicen que el Parking Manhattan queda un poco más hacia delante; lo que no sé si es precisamente hacia El Sur.

 

V

Sé que no podré destruirte

Ni nadie que te habite

Por esa condición que posees

Que nos cubres

Y escondes todos nuestros miedos

En tus calles, filas de supermercado

Y tráfico en las avenidas.

Oh Ciudad;

Escápate.

No regreses.

Los motivos sobran

Para tu partida.

Aléjate. Vete lejos.

No dejes rastros.

Ni trates de

Esconderte

Entre tus silencios.

Mira hacia allá,

Piérdete.

No dejes

Huellas al salir.

No te quiero

Entre mis parques

Ni en entre mis matorrales

Santo sea

El Domingo,

Cuando decidas

No ser.

Desaparecer.

Descolórate:

Como el atardecer (…)

VI

Unos amigos, luego de tomarnos un café, iniciamos unas conversaciones acerca de lo tedioso que es moverse de ciudad en ciudad, me ilustraron la característica interplanetaria de La Ciudad. Ese factor lunar que está a la vista y de la soledad en sus periferias. La Ciudad está entre desiertos y los vientos llegan a nuestras vidas con una facilidad increíble. No hay peaje que pagar desde lo alto de la montaña hasta el parque que está al frente de cualquier casa.

Yo he llegado a la Ciudad Imposible. Donde hay paradas eternas. Aunque por fin mi espera tendrá un final feliz al pasar toda esta hilera de semáforos en un período tan pequeño. He de volver a aquellas enormes y largas avenidas, igual que el viaje de Ulises hacia Ítaca.

Por aquello de que uno no debería volver a aquel lugar donde ha sido feliz, esta Ciudad es lo que es y representa. Cada vida anclada a sus calles y recuerdos; es ella quien vive en nosotros y anda más entre nosotros. Su imperfección obliga a no ser aburrida, a pesar de que nada nos sorprende. Pero esto último es una vil mentira; sí nos sorprendemos de cada evento que nos regala y las molestias que nos produce cada mañana.

El sueño de muchos de nosotros ha sido que te conviertas en otros lugares. Como que sin ti no fuera suficiente la dicha de que habrá algo nuevo al doblar de la esquina. La gente busca esos sueños anhelando que te tornes fácil y que la vida, de esa misma manera, se vuelva más leve. Pero cumples tu función de ser quien nos mantenga aquí; sabiendo que muchos han escapado de ti.

Desde el principio queda clara la idea que eres única. Tu gente habla de ti como si te conociera desde que eras una sola partida de calles apoderadas de militares e intereses que no estuviste nunca clara de conocer. La luz de lo que serías te llegó sin avisar. La historia ahí está. Solo falta contarla. Que tus sueños acumulados muestren de que estás hecha. Por esta razón, tal vez sin saberlo, tus fundadores te forjaron. A ladrillo y luego convertida en cemento. En esa jungla oscura, sin un mínimo de decencia. Luchadora contra el tiempo y madre de héroes, villanos y tumbas. Queda en ti aún lucha y sueños, como las otras ciudades que se alimentan de ti. Eres parte del centro, al igual que la paz y el caos. Revuelto el hecho de que no te esconderás nunca, ni tus ojos buscarán perder el contacto con los míos, ni de quienes estamos en ti.

VII

He visitado la Ciudad Imposible,

He vivido en sus calles

Para darme cuenta que en mí

Están sus alegrías y miserias,

De esta urbe me hice dueño

Y no defraudó en lo íntegro

Nada de lo que me ofreció en principio.

Dejo estos espacios revelándoseme

De que si ella es infinita

Es porque yo también lo soy.

De que sin mí ni los otros

Es solo muerte y soledad.

La Ciudad son sus habitantes,

La Ciudad me ha elegido,

Aunque crea que lo hice yo.

 

En el mismo autobús (me) reescribo,

En sus calles me veo caminar en

Las distintas fases que fui, porque

No soy aun lo que una vez imaginé

Pero soy muchas cosas que nunca soñé.

Desde ahí, entre la multitud

Yo busco aquel rostro que a los lejos intento ver

Que se aleja (o al menos eso siento)

[cuando me acerco.

Estos trozos de pensamiento voy

[amontonando,

De ellos, como los de muchos otros,

Está construida esta ciudad.

 

Al lado de mis días

[y de mis pasos

Crecieron mis sueños,

Reverdecían al toque

[del viento entre

Sus dedos y manos.

De aquella forma

La Ciudad me poseía

[con sus dudas

Y carencias que solía

Yo enmendar con mi

[impaciencia.

La Ciudad crece en mí,

Yo en la Ciudad vivo.

La Ciudad vive en mí.

No merezco reflejarme

[en sus calles ni

en sus aceras.

En conclusión,

La Ciudad soy yo.

 

VIII

Lo único que puedo decir acerca de aquí y de otras historias de esta Ciudad, muchas por demás, es que se vuelvan una postal de todos sus rincones. Que, al reverso, debajo de la información general diga:

«Quien visita La Ciudad conoce todas las ciudades cerca de aquí.»

La felicidad se encuentra en los detalles que no solemos ver. La Ciudad vive en mí, porque ella, como los libros, nos eligen primero y cuando estamos preparados. Espero que nunca desaparezca. Espero nunca salir de ella. Escuchar todas estas historias, entender que existen salidas y correr hacia ellas; como si no hubiese mañana. A pesar que detrás de mí irá y nunca me dejará. Aunque no haya nada qué buscar, nuestras vidas están aquí. Si hemos de destruirlas, habrá que dejarlo todo: las experiencias, los recuerdos, sus apariencias. Renunciar a la Ciudad es el olvido, que no quede rastro; al igual que me destruyo durante el día. Habrá que dejarlo todo y quemarlo, así como Gedeón hizo con sus puentes. Por esto es la Ciudad más bella del mundo; porque yo he de menguar para que crezca ella.

 

—————————————–

[1] Nabokov, V. (2017). Pálido Fuego. Barcelona: Editorial Anagrama.
[2] Kavafis, K. P. (2019). Poemas. DeBolsillo.
[3] Bauman, Z. (2010). La globalización: Consecuencias humanas (Quinta edición ed.). (D. Zadunaisky, Trad.) México: Fondo de Cultura Económica.
[4] Borges, J. L. (1960). Pedro Henríquez Ureña, Obra Crítica. México: Fondo de Cultura Económica.
[5] Kant, I. (1778). Crítica de la Razón Práctica.
[6] Borges, J. L. (1960). Pedro Henríquez Ureña, Obra Crítica. México: Fondo de Cultura Económica.
[7] Del Cabral, Manuel. Carta a Compadre Món. Compadre Món.
[8] Pumarol, Homerol. (2011). Poesía Reunida 2000-2011: Doctor Vertiz 737.

#LapaixEnEuropa • La Romareda: Historias que no se olvidan

#LapaixEnEuropa • La Romareda: Historias que no se olvidan

Desde que me enteré que tenía compañeros de Zaragoza en la Maestría que estoy haciendo, les dejé claro mi deseo de ir a un partido en La Romareda; que es el estadio del Real Zaragoza. Luego de algunos días establecido en la ciudad para este ciclo nuevo de estudios, Francho me preguntó si quería ir al Zaragoza-Real Oviedo de esta semana. Compramos las entradas y estaba todo listo para la jornada de Liga 1-2-3 del domingo. Me daba mucha emoción este partido, porque el equipo astuariano era el equipo del padre de una buena amiga mía, Mary. Ella lleva esa herencia colgada al alma y era algo que quería hacer desde hace tiempo.

Llega el día del partido, después de salir de comer algo cerca de casa, tomé mi trayecto habitual hacia el tranvía. Quedaban siete (7) minutos para que llegara y me encuentro a una pequeña familia. Este niño inquieto comienza a ponerse muy feliz al ver personas con sus bufandas del Zaragoza y cómo se van llenando ese espacio y ciudad con los colores del equipo. El pequeño no se acordaba muy bien de la hora del partido y le digo que es a las 04:00PM y que voy camino hacia allá. Llega el tranvía y entramos. Veo que se llama Iván y de un momento a otro, su abuelo se acerca y me dice en tono bajo que tiene una idea. Toda una trama para hacer feliz a su nieto:

Hubiese pagado lo que fuera por quien me fotografiara en el instante que su abuelo me dijo eso. Es chulísimo escuchar esas historias de personas por las calles, de cómo sus padres, abuelos o algún familiar los llevaron por primera vez al estadio del equipo de sus sueños. A mí no me tocó porque en República Dominicana no existe dicha cultura. Pero sentirlo de primera mano es como si me pasara en aquella edad donde todo es ilusión y entrega total. Ese instante, ese comentario, ver cómo las calles cerca de la Universidad, los frentes del estadio, las estaciones del tranvía, cómo una ciudad se llena de color para apoyar a su equipo de Fútbol. Este sentimiento justifica cualquier monto dado por una entrada. Lo que sí sé es que a Iván nunca se le olvidará este día y la historia que ha escrito con el Fútbol. Así le contará a sus hijos y nietos que en el día de su cumpleaños: una sorpresa, una victoria de su equipo y un recuerdo que lo tendrá tatuado al alma hasta que en él exista la vida.

#LapaixEnEuropa: Sobre ser Extranjero

#LapaixEnEuropa: Sobre ser Extranjero

Tengo dos semanas en Zaragoza luego de mi primer ciclo en el Máster de Matemáticas & Estadística en Bilbao. Para este fin de semana se le ocurrió a Carlos, un compañero del grupo del Máster, ir a ver Calígula, de Albert Camus, al Teatro Principal de Zaragoza; para variar un poco en lo que habíamos hecho en los últimos días. A la primera propuesta, rechacé la idea por mañas mías y otro problema logístico que resolver en mi estancia en España. Él, con actitud integradora, insistió que me uniese al grupo. Yo, al final de cuentas, acepté. Mucho más que me considero un fanático de la obra literaria de Camus (es de mis escritores favoritos y quien creo que llevó, con los pies sobre la Tierra, la idea del Pesimismo). En paralelo, voy leyendo Carnets, un compendio de notas, cartas y secciones del diario que Camus llevó desde 1935 a 1951. He alargado la lectura desde septiembre del año pasado hasta la fecha. Pero he llevado estas páginas como un diario. También para reconfirmar que Camus estaba un poco loco.

 

Cualquiera que haya leído El Extranjero tiene una línea certera de lo que quiso transmitir con sus ideas. Los límites del Hombre ante su propio ser, de cómo lo que nos rodea le da un estilo a lo que somos. No es nada diferente a lo que he vivido en este trayecto casi imaginario en estos meses. Es que hay días que me despierto y no me lo creo. Estudiar aquí, como a Cortázar le sucedió, ha transformado todo lo que sé de mí mismo. Vivir que la felicidad es una larga, larga paciencia. ¿Lo mejor? Que ando construyendo la misma con un grupo humano extraordinario, tanto a la distancia como en el día a día. Albert quiso dejar claro en la historia de Mersault qué es verse desnudo ante la vida misma y que hacerlo conscientemente es lo más difícil, porque las circunstancias se oponen a ella. Es un duro viaje. A cada uno nos toca llegar a un puerto y llegar allí es nuestro destino, diría Cavafis. La mayoría de los casos, todo ese trayecto suele ser excesivamente convulso.

 

Al terminar de ver Calígula en el Teatro Principal, confirmo que el Hombre tiende a sobredimensionarse y querer trascender con lo imposible. Llegar a aquel destino de un salto o lo más rápido posible, como si no fuese suficiente hacerlo con calma. Creo que lo mejor es realizar la construcción de esos sueños desde el día a día. Poco a poco. Paso a paso. Las grandes metas se van forjando con los detalles. Por eso retomo una nota que escribí al aterrizar desde mi Tierra y espero, en unos meses, volverla a ver:

 

A España,
Aquel puerto
Que desembarqué
Antes de llegar
A mi Ítaca.
Donde me sacrifiqué
Y volví a nacer.

 

#LapaixEnEuropa: Rojo y blanco. Unos colores. Un sentimiento.

#LapaixEnEuropa: Rojo y blanco. Unos colores. Un sentimiento.

 

“…después de muchos años en que el mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al Fútbol.”

—Albert Camus

03 de noviembre de 2017

 

Toda persona que es apasionada por algún deporte, parte de sus sueños es vivir en carne propia, de cerca, los detalles de tal amor. En mi caso, lo he vivido con el béisbol desde pequeño porque en República Dominicana es el deporte por excelencia. Lo practiqué de pequeño, aunque era malísimo como left-filder (aunque no sé qué tan dócil puede ser un niño de 9 años en esa posición). Es evidente que eso no pasó a mayores porque el sueño de ser Grandes Ligas era directamente proporcional a mi falta de ganas de levantarme a las 7:00AM todos los sábados para ir a las prácticas. En ese momento me di cuenta que el Béisbol, a pesar de su experiencia y simbología, no me había llenado.

La misma trama tuvo cada deporte que pasó frente a mis ojos. Uno que otro lo practiqué y los otros pasaron en mi vida con la vivencia clara al mismo nivel que sé de Ingeniería Química. Sin penas ni glorias. Hasta que un día despertó algo en mí que estaba dormido. Ayer, Francho, un compañero del Máster, me preguntó en el autobús antes de llegar a San Mamés de cómo me hice del FC Barcelona. Le respondí que era el club que más me representaba por su historia, la cual me he dado la tarea de estudiar lo más que podido. Pero que el primer recuerdo claro que tengo del Fútbol es del Mundial de Francia del ‘98. Yo con 5 años. De aquella Final que los dominicanos pudimos ver a través de la TV habitual. Solo tenía la imagen de un señor rubio que marcó gol. Años después pude confirmar que fue Emmanuel Petit quien sentenció aquel partido monumental de aquella Francia en el Stade de France. Aunque a Francho le consternaba, al menos esa era mi impresión, la duda de si el Fútbol es importante para los dominicanos.

Le respondí que, para un grupo, sí lo es. Dejar clara la idea de que el Fútbol, para muchas personas cercanas a mí, es algo primordial en nuestras vidas. A pesar de la distancia estratosférica que hay entre la realidad dominicana y la cultura del balón en otros países. Ese fervor, esa pasión, esa importancia que tiene el balón en las vidas de tantas personas. Bilbao no es la excepción donde en un solo balón están todas las historias del Fútbol de Bizkaia. Que en un espacio esférico estuviesen tantas alegrías, pero al igual un montón de tristezas. Eso era lo que debía palpar de frente.

Entonces llegó esa jornada de Liga en el cual el FC Barcelona debía visitar al Athletic Club de Bilbao en su Catedral. Tenía la duda de si aprovechar la oportunidad o no, debido a que no andaba con el presupuesto más abultado del mundo. Varias personas del Máster me preguntaron de si iría, además de amigos cercanos. Tomé la decisión de jugármela y pude encontrar un buen asiento a un precio razonable. A la hora de comprarlo: todo quedó ahí. Tuve unas expectativas enormes de que saltaría de felicidad al confirmar la transacción a través de la página del club. Pasó un miércoles. Pasaron dos días y nada había cambiado. La decepción tomó todo ese vacío y se quedó como si la hubiesen llamado.

Llegó el sábado: el día del partido. Sin mucho que desear. Llovía por Bilbao, como si fuese un misterio. Cada gota que caí, llenaba un poco más las aguas de la Ría, pero no así mi concepto de ganas de ver el partido según creía. Las horas pasaban y durante un partido en la mañana de la División Cadete B de la Federación Bizkaina de Fútbol, uno de los niños estaba feliz porque vería a Messi por primera vez en San Mamés. Aunque a su padre no le importara mucho, ya que le interesaba más que el equipo rojiblanco diera la cara en este mal momento del club y ante un rival que era todo menos fácil para ganarle. Ese fervor lo quería. El de aquel niño y la confianza plena de que para él, Messi es el mejor.

Las horas fueron acercándose a la noche y debía prepararme para el partido. Tomé mi jersey de Busquets de la temporada pasada, mi bufanda y mis respectivos abrigos. Salí con la esperanza de que el camino se hiciese corto y avivara la llama. Debí tomar el tren a las 18:15PM, según Google Maps. Llegué a la estación y no había mucha gente. Faltaban 10 minutos para la hora pautada. De un momento a otro, comenzaron a llegar personas vestidas de rojo y blanco, algunas familias enteras para ir a ver el partido. Parejas de equipos distintos y grupos enormes. Al otro lado del río podía ver cómo se conglomeraban en los bares para el mismo motivo.

Llegó el tren. Subí. Los minutos seguían pasando lento. Durante el trayecto hacia el centro de Bilbao, desde la montaña, podía ver a San Mamés. Vestido como una fortaleza que espera a recibir a un ejército. Unas personas cerca de mí hablaban de que el Athletic debía marcar de primero y que era vital para mantener sus esperanzas en esta primera parte de la Liga. En conjunto, se fue sumando el hecho de que algo en mi pecho comenzó a cambiar. Cerca del escudo del FC Barcelona. De la nada, y sin esperarlo en ese instante, sentía cómo la emoción de la primera vez la sentía. Admito que quise llorar profundamente, porque nunca lo había sentido. Ni con el Baloncesto, ni con el Béisbol, ni con ningún otro deporte. Como si todos mis deseos durante todos los años viendo a este club el cual tanto amo y también he sufrido, se hayan juntado en un solo espacio y tiempo. Sin olvidar el calor de la gente a la hora de acercarme a San Mamés, que me vieron que andaba solo, y me deseaban mucha suerte con el partido. Al igual cuando llegué a mi asiento, con unos hinchas del Athletic que hicieron lo mismo. Me hicieron sentir en un hogar donde solo importa una cosa: el amado balón. El cual tiene su justa dimensión y preponderancia.

Faltaba un poco menos para que rodara el balón en San Mamés. Hice algunas fotos improvisadas y uno que otro vídeo. Comenzaban a saltar los jugadores al terreno de juego para iniciar el partido. Algo sucedió por un lapso de tiempo muy pequeño: un silencio. Ahí empezó a sonar el himno del Athletic. Esos gritos y tanta gente junta para lo mismo me hicieron cambiar y ver el Fútbol de otra manera. Entendí el por qué me sentía vacío en lo futbolístico, porque debía estar así para ser llenado otra vez. En ese momento me di cuenta que el Fútbol me había llenado. Como me dijo al final de la noche un señor que me encontré en el tren, llamado Gorka: Eric, es que este club son unos colores y un sentimiento. La familia rojiblanca me había dado esa inyección que necesitaba. Tantos años de Fútbol ha habían sido justificados en 90 minutos. Me di cuenta que oficialmente era un fanático de este deporte.

 

#LapaixEnEuropa: Otra tierra. Otro mar.

#LapaixEnEuropa: Otra tierra. Otro mar.

 

“Dijiste: Iré a otra tierra, iré a algún otro mar.
Mejor que esta habrá alguna otra ciudad.”

—C. P. Cavafis

 

31 de octubre de 2017

 

Hace tres semanas que se concretó esta aventura vestida de un exilio educativo. Con un nombre resumido de Máster en ‘Matemáticas & Estadísticas’ en el País Vasco, en específico en Bilbao. En estos días han pasado muchísimas cosas buenas y unas pocas malas, que estas últimas suelen luchar con las primeras para tomar todo el protagonismo y obviar que la belleza de la vida está en los detalles. Al igual de cómo uno mismo va construyendo los mismos. Mi Mamá, fiel defensora del Cartesianismo, solía orar todos los días con mi hermano y yo antes de ir al Colegio e la iniciaba con la frase: “Gracias a Dios por el primer milagro del día, que es la vida.” El asunto principal de la oración, como la he interpretado durante esos años, son los detalles. De que cada instante presente está alimentando, y por ende generado, por una razón previa que se construyendo poco a poco.

Un matemático francés apellidado Laplace recoge en un ensayo sobre Probabilidades, esa semilla generadora de esas posibilidades de que un evento ocurra o no. Que principalmente están dadas porque existe al menos una justificación para esos posibles escenarios. Retoma este concepto de Leibniz sobre el Principio de Razón Suficiente, que cualquier cosa que exista tiene una razón suficiente para su idealización. Así de igual son las razones que mueven ciertas aventuras en la vida que uno nunca va a tener el pantallazo que hay al final de la película.

¿Por qué? Por el simple hecho de que esas razones del corazón, como les llamaba Pascal, son incorruptibles y la mente no puede entenderlas en el momento. Pero es la sonrisa de alguien en la calle, la pérdida de un papel importante en el Metro, ver a un niño jugar a la pelota en una plaza, lo que le va dando color a los días y aumentando el disfrute. De esos detalles deseo comenzar a escribir sobre esta travesía que hablaba al principio, en una especie de diario. Algo que hacía muy pequeño, el País Vasco y una amiga me han devuelto la idea. ¿Por qué no intentarlo? Mi Bisabuela decía que el peor manda’o es aquel que no se hace. A ver si contando historias se reconfirma el deseo constante de vivir.

Alavés 0-2 FC Barcelona • Grano a grano

Alavés 0-2 FC Barcelona • Grano a grano

Es cierto que la incertidumbre es de los elementos más incómodos en la vida. Más partiendo del hecho de la gran probabilidad al error (que es lo único seguro que existe). A mí me vive pasando a diario y el Fútbol no está libre de estas limitantes. Mi bisabuela me solía decir: ‘El peor manda’o es el que no se hace, mi hijo’. De esta manera es que Valverde quiere demostrar su estilo de juego en el equipo catalán: intentándolo.

Luego de dos semanas no ideales para lo que pudiese estar acostumbrado el FC Barcelona, el equipo llegó al Estadio de Mendizorroza contra un Alavés con la firma convicción de exponer las credenciales básicas para ir corriendo esta carrera que es La Liga Española. Lo primero es comenzar a entrar en el saco mágico del Fútbol del equipo catalán las evidencias de que un cambio de esquema táctico es válido y genera los réditos necesarios. Es la cuarta vez que el ‘txingurri’ cambia el 4-3-3 del equipo catalán; en esta ocasión a un 3-5-2. Muy característico por la localización de Busquets entre los centrales (no como en los partidos anteriores donde se le vio en algunos momentos) y la libertad plena de Messi en el campo, sin tener que estar atado la mayor parte del tiempo a la banda izquierda. Además hacer notar la importancia para Valverde de los laterales que, en el caso de estos dos partidos de Liga, se vuelven extremos en ataque y retornan a sus posiciones iniciales a la hora de defender.

“La libertad de Messi en el campo, en específico en el centro, dan mayor libertad a que el juego del FC Barcelona se desarrolle y gestione de adentro hacia afuera.”

La primera incógnita que se genera al ver a Messi es si tomará nueva vez la posición de ‘falso 9’, como en esos años de Guardiola, aunque lo mejor sería qué tanto aportaría en ese lugar más de atrás. Así, de capitán de un barco. Es como decía una amiga hace unos días: ¿Qué debe hacer el Barca por Messi? Y no buscar la interrogante a la inversa, lo que puede darle Messi al Barca. De los puntos es que Deulofeu se está tratando de sentir lo más cómodo posible sabiendo la responsabilidad implícita que tiene de cara a esta temporada. El desborde debe ser vital cuando se le necesite para hacerse espacio en un equipo que por inercia, en función de la coyuntura actual, tiene competencia interna. Después que la salida de Neymar al Paris Saint Germain ha vuelto la banda izquierda del FC Barcelona un espacio con muchas sombras.

Ninguna de estas situaciones está exenta de la duda que el mismo Fútbol tiene. Sin olvidar de que el centro del campo no puede solo partir de Messi, porque la omnipresencia no es característica de nosotros los humanos. La búsqueda de un dúo de interiores en sus respectivos lugares en este inicio de proyecto deportivo será vital, a pesar de los rumores que arropan al FC Barcelona. Por lo demás, la amplitud del banquillo en los momentos claves, en esos instantes que el partido se ve eterno y no llegan los goles. La visita a la ciudad de Vitoria del equipo catalán es un intento más para justificar el deseo de seguir caminando por La Liga desde el inicio. ¿Habrá tropiezos? Claro que sí. ¿Cómo mitigarlos? Trabajando.

Para esto se necesita el ensayo y el error. Es un tema que se dialoga mucho en Estadística a la hora de analizar un compendio de datos. Usualmente buscas esos datos y están de alguna forma, sin ver cómo se fueron generando. Pero en la realidad del día a día, cada paso es un punto que le dará forma a ese comportamiento de ese evento que se quiere analizar. A ese comportamiento se le llama Distribución. La cual tiene una forma según se vaya construyendo. Valverde va dejando poco a poco las ideas en el terreno de juego, que ahora parece abstracta, pero mientras más se vaya la temporada tomará un color. Esto comenzó: Paso a paso. Como mi Mamá me suele decir: De grano a grano, la gallina se llena el buche.

Llanto sin Término por el Hijo Nunca Llegado • Carmen Natalia

Dentro de las actividades de la Feria Internacional del Libro 2017 (#FILSD2017), Argénida Romero cubrió la recuperación de un poema de la escritora dominicana Carmen Natalia Martínez Bonilla: Llanto sin término por el hijo nunca llegado. Entre las personas estaba la propia hermana de la poeta; quien expresa la trascendencia de este poema en conmemoración del centenario del natalicio de la Carmen y que fue, a su vez, galardonado en 1959 por el Premio del Ateneo Puertorriqueño.

Al momento de leer el artículo, recordaba lo importante de investigar sobre estas voces que, hasta hace algún tiempo, y por la misma Argénida, yo descubrí. Esas voces que están en un instante de un país que expresan el relato interno en las letras de ciertas personas. Pasó igual con poetas como Franklin Mieses Burgos y la misma Aída Cartagena Portalatín. Que tomaron contextos específicos de su círculo para volver sus letras más universales. Un ejemplo de cada uno:

Gracias a Argénida por compartir y le pongo voz a este poema tan desgarrador en #EncuentroConLaPaz.

Invocación

Te invoqué desde el fondo del abismo.
Te llamé, desesperadamente,
gritando el dulce nombre a tus oídos …
pero tú estabas lejos.
Tan lejos, hijo mío, como las rútilas estrellas,
durmiendo un largo sueño interminable…
y no me oíste.
Entonces, hundí mi rostro en el polvo del camino
y te lloré, con un llanto sin consuelo
que sembró sus cristales sobre la tierra dura.
Te lloré con el llanto más amargo y recóndito
que jamás ha llorado ojo humano en el mundo.
Nueve llantos de luna
y un llanto décimo y sin término sobre la tierra dura.

Llanto Primero

Duerme, hijo mío, duerme.
La noche es infinita como mi amor,
y apaga sus estrellas
para que nada turbe tu sueño, ni siquiera
la luz… Duerme, hijo mío…
La luz es la verdad y es la vigilia.
Noche: apaga tus lámparas insomnes!
Luna: arropa tus carnes!
No se filtre la luz en sus pupilas!
Duerme, hijo mío, duerme.
Coge mi mano. Oprímela. Estoy aquí, contigo.
Contigo bajo la noche larga y oscura
y solitaria. Estoy contigo!
No entreabras los labios. No preguntes.
No hagas preguntas abismales. Duerme.
Coge mi mano. Oprímela, hijo mío.
Estoy aquí, a tu lado, igual que siempre.
Ángel de su guarda,
apresura tu mano, antes de que sea tarde!
Apaga los luceros! Apaga los luceros!
Quémate tú las manos. Arden tus cabellos sueltos
y tus alas y tus velos…
Pero no dejes que la luz penetre sus párpados cerrados!
Duerme, hijo mío, duerme…
Estoy aquí, contigo… en la sombra,
sin estrellas, sin luceros…
Estoy aquí, a tu lado, igual que siempre!
Pero no abras los ojos. Duerme. Duerme.

Llanto Segundo

Culpa fue de mi egoísmo. Mi egoísmo.
Quería respirar un aire puro
más allá del lejano horizonte inalcanzable.
Quería ver el mar. Quería ver los puertos
llenos de sol y espaldas verticales
cargando fardos junto a la sonrisa.
Quería ver las muchedumbres
que van y vienen, con las manos libres
y los pies desenraizados, sueltos.
Quería oír la música de los ríos livianos
y del viento golpeando las cañas que no amargan.
Quería respirar un aire con olor a canciones,
con olor a palabras sin arrugas,
con olor a pregones
enarbolados en todas las paredes,
en las aceras, en los techos, en las calles.
Pregón de flores y de frutos desparramados en color y azúcar;
Pregón que no retuerce el hombre, ni el dolor, ni el miedo.
Quería jugar con niños que no temblaran de pavor
ante la sombra repentina de un uniforme sobre el suelo.
Quería jugar con niños que supieran reír
sin toparse la boca con angustia.
Eso quería en mi egoísmo. Eso.

Llanto Tercero

Tal vez fue cobardía.
Pero pensé que un hijo
siempre tiene derecho a preguntar:
“¿Por qué lo hiciste?» … Y sentí miedo.
Miedo a las abismales preguntas de los niños!
Y además, aquel aire.
Aquel aire viscoso, espeso como engrudo,
donde las alas se quedaban rígidas
y el ímpetu del vuelo desnucado.
¿Qué hubieras hecho tú con tus recién nacidas alas?

Tal vez fue cobardía o egoísmo.
Y sin embargo, te soñaba.
En mitad de la noche estremecida
de indistintos luceros y puñales.
Dentro del insaciable vórtice de fuego,
girando con las rosas y los cráneos, te soñaba.
Bajo la punta de la espada suspendida
en el aire, de crepúsculo a crepúsculo…
Aún en medio del horror y la agonía
y el espanto, te soñaba!

Llanto Cuarto

Yo te soñé, hijo mío.
Te soñé sin un rostro preciso. Sin un color determinado
para el iris abierto a la desolación del mundo.
Sin la medida exacta de tu estatura física.
Más te soñé la pensativa frente
y te soné la franca, la cordial sonrisa.
Te soné la alegría sin palabras.
Te soñé la ternura,
multiplicada en tu habitual manera
de hacer las cosas. Te soñé la esperanza,
abierta como una flor en mitad de tu pecho atormentado.
Te soñé la cordura.
Te soñé la levantada cerviz
ante la sola insinuación de la coyunda.
Te soñé el gesto manso
de tu mano hacia los nidos y las flores.
Te soñé el corazón, abierto en la desgarradura del dolor
por todos los que sufren en el mundo.

Te soñé sin un rostro preciso ni una medida exacta.
Mas te soñé, hijo mío, un hombre.
Un hombre, hecho de arcilla y lágrimas.
Un hombre entero y vertical,
plantado como el asta de una bandera al viento.
Clavado en la tierra dura como un mástil.
Un hombre hecho de arcilla y lágrimas,
con una rosa blanca sobre el pecho
y en las manos… en las manos…
Oh, hijo mío, nunca jamás nacido,
en las manos … las rojas señales de los clavos!

Llanto Quinto

Cuando debí buscarte,
sólo pensé en un aire más liviano y más puro.
Cuando debí tenerte a mi vera,
rosado, igual que un caracol del mar,
y enseñarte a decir las palabras primeras,
mi voz sólo sabía decir las últimas
que en la vida aprenden
palabras duras, agrias, con sabor a sepulcros,
agonía, dolor, martirio, tortura, muerte.
Cómo hubiera podido enseñarte a decir:
vida, alegría, luz, amor, ensueño, besos!
Cuando debí buscarte,
no había un espacio limpio
donde cupiera tu rosado cuerpo…
Aún para un jergón de paja fresca
no había un espacio libre de fusiles.

No había un espacio libre de mordazas.
No había un espacio libre de puñales.
No había un espacio para ti, hijo mío.
En cincuenta y tantos kilómetros cuadrados
de tierra generosa y fértil
no había un espacio limpio
donde cupiera tu rosado cuerpo!

Llanto Sexto

Si yo te hubiera dado vida…
¿qué hubieras hecho con tu vida, tú, que nunca la pediste?
¿Qué hubieras hecho con tu vida? Dime!
Ya sé. Hubieras hecho una canción, tal vez.
Una canción al viento.
Con la humedad del musgo debajo de la nuca,
cara al cielo,
hubieras entonado tu canción junto a los árboles.
E igual que el pobrecito de Asís, dulce y tranquilo,
hubieras conversado con los pájaros.
Y hubieras amado a las pobres bestias de Dios,
comprendiendo su lenguaje indescifrado.
Y hubieras recortado margaritas
para dejarlas, con un ruego
junto a la virgen de los dolorosos ojos
siempre cerrados.
Si yo te hubiera dado vida,
hijo mío, nunca jamás nacido…
Qué dulce canción de amor habrías hecho
con la vida que yo te hubiera dado!

Llanto Séptimo

Cuando tú hubieras visto lo que vieron mis ojos…
qué gran dolor el de tu carne abierta!
qué gran dolor en tu costado herido!
Cuando tú hubieras visto:
Duras patas de bestia sobre pechos escuálidos.
Claros puños erguidos bajo un cielo tasado.
Rojos cinturones férreos oprimiendo esperanzas.
Largas cabelleras sueltas barriendo el seco polvo.
Cadáveres de sueños.
Cadáveres de llanto.
Cadáveres de sangre.
Cadáveres de plomo… caminando… caminando.
Cuando tú hubieras visto lo que vieron mi s ojos:
Sombra en el claro curtidor.
Sombra en la ronda de los niños.
Sombra en el vuelo de los pájaros.
Sombra en el asfalto y en la luna
y en el surco y en el tejado.
Sombra en mi carne y en tu carne
y en la carne de todos …
Sombra en el sueño y en la carne…
Cuando tú hubieras visto lo que vieron mis ojos:
Muerte a los rosados caracoles. Muerte
Muerte a las orquídeas y a los nardos. Muerte
Muerte a los ríos y al torrente y al arroyo. Muerte.
Muerte a las mariposas efímeras
y a las hormigas simples. Muerte. Muerte.

Muerte al aire y al pulmón que lo respira. Muerte .
Muerte a los hilos dorados del ensueño. Muerte.
Muerte al sueño de tenerte, hijo mío. Muerte.
Muerte al sueño de tenerte!

Llanto Octavo

Después…
Cuando tú hubieras visto que era yo quien sufría.
Las patas de la bestia encima de mi pecho.
El rojo cinturón tatuando flores cárdenas
en mi cintura exhausta.
Mi cabellera a rastras, sobre el polvo
y mi claro puño erguido bajo el cielo,
imprecatorio.
Cuando tú hubieras visto que era yo quien sufría…
Sombra en mi carne y en mi sueño.
Y muerto de muerte poderosa y arbitraria
todo lo mío: mis nardos, mis orquídeas,
y mis rosados caracoles
y mis simples hormigas
y el torrente y el río de mi heredad
y mis efímeras mariposas y mi sueño…
Mi sueño de tenerte a ti hijo mío!
Cuando tú hubieras visto que era yo quien sufría…
y hubieras visto arrastrado mi cuerpo
sobre el camino duro y solitario y ascendente…
¿qué hubieras hecho? Dime!
¿Qué hubieras hecho con tu vida
sino extender los brazos, abrirte en cruz
y dejar que en tus manos florecieran
las rojas amapolas de los clavos?

Llanto Noveno

Hoy, cuando ya la tierra me reclama
sé que todo, hijo mío, está perdido.
Es tarde, ya. La hora que pasa
no vuelve atrás su aguja inexorable.
Y sé que nunca, nunca, serás mío.
Egoísta y cobarde. No sé. Mas, te he perdido
para siempre… Aunque nunca te tuve
más que en sueños,
fuiste el más alto sueño de mi vida.
Hijo mío, nacido un poco más allá del horizonte,
con los pies desarraigados, sueltos
como cabellos de ángel… Hijo mío …
Solo ahora, cuando es tarde,
sé que hubieras querido nacer un día cualquiera
no importa cuán escaso fuera el aire
para tus alas nuevas.
Sólo ahora ahora, cuando es tarde
sé que hubieras querido sufrir por mis heridas.
Hijo mío, hijo nunca llegado,
hijo nunca nacido. ..
Es tarde ya. La vida acaba.
Hubiera sido fácil, tan fácil, tan sencillo
Tan simple, sí. Tan simple.
Pero yo fui cobarde… o egoísta.
Y te dejé en la sombra de un deseo.

Llanto Décimo y sin Tiempo

Perdóname, hijo mío.
Te quedaste en la sombra de un deseo.
Tus manos, desde la otra orilla, buscan mis manos,
ávidas de salvar tiempo y espacio.
Pero sé que mis manos nunca habrán de alcanzarte:
Perdóname, hijo mío.
Hijo nunca llegado, pero amado
más allá de tu angustiosa irrealidad. Hijo perdido
sin haberte encontrado. Hijo llorado
con todo el llanto de mis insondables ríos desbordados.
Hijo sin tiempo, sin espacio.
Sin ayer ni futuro. Hijo inmaterial y desuncido
de mi carro. Hijo lejano y triste
por no haber nacido un día claro de sol y de alegría.
Hijo mío, desligado de mí para toda la vida,
desligado de mi pena y mi vacío.
Hijo nunca llegado, pero siempre ceñido a mi cintura
junto con el cilicio que me hiende las carnes.
Hijo de mi tormento y mi vergüenza
por no haberte legado la vida que pedías.
Perdóname, hijo mío.
Perdona que no te diera las alas que te soñé,
ni el desgarrado corazón,
ni el asombro de nacer un día cualquiera
bajo este claro cielo derramado en estrellas.
Perdona que no te hiciera subir
desde el fermento amargo de mi angustia
y escatimara tu ración de vida.
Tú, que hubieras sido mi resarcimiento y mi equilibrio!

Perdóname, hijo mío…
Toda mi vida, ahora, será una penitencia
por mi flaqueza y mi ignorancia y mi torpeza.
Que pudiéndote llevar por el camino,
tu pie junto a mi pie y tu mano en mi mano,
te he dejado en la sombra de otra orilla.
Y mientras tú me buscas, yo te busco,
sin poder encontrarnos. Desligados. Desasidos.
Desterrados los dos sobre la tierra.
Sin tierra tú, debajo de tus plantas
y yo sin tierra, debajo de las mías.
Y con la tierra a punto de tragarme
sin haberte alcanzado ni poder alcanzarte ya en la vida! Perdóname, hijo mío!

 

Referencias

Libre, D. (27 de Abril de 2017). Carmen Natalia. Poema Llanto Sin Término Por El Hijo Nunca Llegado. Obtenido de Scribd: https://www.scribd.com/document/346511351/Carmen-Natalia-Poema-Llanto-Sin-Termino-Por-El-Hijo-Nunca-Llegado

Romero, A. (27 de Abril de 2017). Veinte voces rescatan las palabras de Carmen Natalia. Recuperado el 09 de Mayo de 2017, de https://www.diariolibre.com/revista/cultura/veinte-voces-rescatan-las-palabras-de-carmen-natalia-KM6943149

 

Messi es un deporte por sí solo.

Sobre Messi y #ElClásico, por María Jilo.

Jilo Sport

messi.jpgLionel Messi tras marcar el tercer gol contra el Real Madrid,  en el Santiago Bernabeu. Juan Carlos Hidalgo/European Pressphoto Agency.

No era una película de John Houston. Histórico Leo Messi. Bestial, bárbaro, colosal. Sangre, sudor y un doblete para volver a creer en el Barça. El “10” ha sido trascendental por todo. Por su genialidad, por sus goles, por su técnica pero, sobre todo, por su influencia para decidir un partido y quizá, también un título. Una criatura que rompe guiones, determinante cuando debe serlo y absolutamente demoledor. El único que se quita la camiseta y muestra al Santiago Bernabéu su camiseta y al escudo que pertenece. “Recordad mi nombre”. Y la historia quiere que el club del palmarés más imponente del fútbol recuerde por los siglos de los siglos al causante de ganar una de las últimas ocho ligas pese a tener en sus filas una de las plantillas…

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¿Cómo Odebretch sí pagaría los US$184MM?

Este pasado miércoles 19 de abril, el Tercer Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional homologó el acuerdo de Odebretch con la Procuraduría General de la República. Con esto se reafirma el compromiso de la empresa brasileña en pagar el monto de 184 millones de dólares al Estado Dominicano. Este mismo juzgado explica la distribución de los desembolsos pactados con la empresa brasileña (páginas 29 y 30) por los siguientes 8-9 años. Enmanuel Cedeño Brea, en su artículo “¿Odebretch pagará $184 millones?” explica el por qué en el acuerdo realizado por la Procuraduría no se tomó el valor del dinero en el tiempo. Sabiendo, en primera instancia, que un dólar (US$1) hoy no vale lo mismo que uno en un año:

“La razón por la cual la suma de $184MM no es el valor presente actual es sencilla: la Procuraduría General de la República (PGR) no tomó en cuenta el “valor del dinero en el tiempo“. Cien pesos dentro de un año, valen menos que cien pesos hoy. Esto porque si tengo cien pesos hoy, los puedo invertir y así tener más de cien pesos dentro de un año. Por lo tanto, cien pesos dentro de un año valen menos que cien pesos hoy. Mucho menos si quien se compromete a pagarte los cien pesos dentro de un año tiene un alto riesgo de no existir a futuro.”

—Enmanuel Cedeño Brea

Partiendo de que sabemos que esos US$184MM pactados este año, no valdrán lo mismo al final del acuerdo en el 2025, con este esquema, una pregunta surgiría: ¿cómo Odebretch sí pagaría el monto pactado al valor real del dinero en el tiempo? Tomando en cuenta de que si se tuviese este esquema de pagos preestablecido y se pudiese mejorar (en el momento que se diseñó), cuánto deberían ganárseles a esos flujos.

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Gráfica 1 – Flujo de Pagos del Acuerdo PGR-Odebretch


El acuerdo PGR-Odebretch tendría un valor presente de US$137,865,764.73, que representaría un porcentaje de pérdida de un 25.07% versus el monto pactado inicialmente; con un concepto delicado debido a que el Estado busca resarcir el efecto del proceso ilícito realizado por la compañía brasileña en país. Tomando como tasa para descontar estos pagos la de los bonos soberanos de Brasil, que es de 10.48%*.

*Esta tasa es debatible y que sirve como punto de partida para el ejercicio ilustrativo. Esto podría ser algo variable que tome en cuenta y actualice el riesgo crediticio de Odebrecht (quizás anualmente).

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Gráfico 2 – Montos ideales de los pagos del Acuerdo PGR-Odebretch

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Gráfico 3 – Valores presentes de los montos ideales del Acuerdo PGR-Odebretch

El porcentaje del 25.07% sería el margen óptimo de ganancia sobre los pagos ya estipulados, con fin de solventar la pérdida financiera que tiene el acuerdo en estos momentos. Aunque la suma de los mismos dé el total de los US$184MM. Con este esquema ideal, a través de la vida del acuerdo, el Estado Dominicano estaríanpercibiendo un total, al final de los 8-9 años, de US$245,572,206.18; valiendo de forma actual los US$184MM por concepto de la multa.

Por estos conceptos básicos de Finanzas, ¿por qué la Procuraduría solo quedó con el aspecto nominal del dinero y no su valor a través del tiempo? Esto sin agregar los temas de riesgos de una empresa que su valorización está disminuyendo en el Mercado Internacional. Con este último resumen gráfico de esta propuesta, ¿se pudiese mejorar? Yo no tengo la respuesta. Eso sí, con unos minutos de pensarlo un poco más, sí se pudo evitar.

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Gráfico 4 – Flujo ideal de los pagos del Acuerdo PGR-Odebretch

Nota: Plantilla de Excel con el modelo utilizado • PGR-Odebretch_v1.0